Tocinómetro: The Whale
En The Whale, la metáfora del personaje redentor de Moby Dick cae en la obviedad… pero, el filme nos trae mucho más que eso: la última estación de una vida que alguna vez fue plena pero ahora solo espera su final.
Brendan Fraser, uno de los actores más simpáticos de Hollywood, cuyo regreso ha sido una de las historias cinematográficas más alentadoras del 2022. La película es dirigida por Darren Aronofsky quien hace una adaptación de la obra de Samuel D. Hunter en la que nos muestra un ejercicio claustrofóbico, turbio y lleno de emocionalismo.
Fraser interpreta a Charlie, un profesor de escritura en línea que se reúne con su clase en Zoom; a diferencia de sus alumnos, el no enciende su cámara. Un recluso de 600 libras, Charlie ha quedado virtualmente inmovilizado por la vergüenza en sí mismo como el resultado de adormecer las pérdidas de su vida en sesiones de atracones de comida. Fraser con la ayuda de prótesis y un “traje gordo” de 300 libras, interpreta al personaje de Charlie, que está obsesionado con “Moby-Dick”, un motivo recurrente de la película que se centra en el trabajo de un estudiante sobre la novela que él admira. Es un acertijo temático tentador, que se vuelve más prometedor cuando la enfermera de Charlie, Liz (Hong Chau), llega a visitarlo.
A primera vista, “The Whale” parece estar a la altura de Aronofsky como un estudio de personajes a la par con su drama de 2008 “The Wrestler”, sin mencionar un retrato mareantemente sincero de adicción que recuerda a “Requiem for a Dream” de 2000. Sin embargo, este réquiem por un peso pesado no alcanza esas alturas de realismo o profundidades de compasión, ya que Charlie pasa de ser un protagonista completamente comprensivo a un objeto de lástima y una fascinación casi de zoológico.
En la película de 1995 “Leaving Las Vegas”, Nicolas Cage interpretó a un hombre decidido a beber hasta morir. Aquí, Charlie está en el mismo curso, excepto que está ahogando sus penas existenciales en baldes de pollo frito, barras de chocolate, pizza y más chucherías. Las escenas de comer en “The Whale” están escenificadas con horroroso detalle, el diseño de sonido ajustado para acentuar cada sorbo pegajoso. Aronofsky y Hunter dejan poco a la imaginación, enfatizando en cada giro gráfico que, para Charlie, la comida no es el alimento que da vida, sino un vector para la compulsión y la autoaniquilación.
Considero que la actuaciones de todo el elenco fueron muy buenas, Sadie Sink es una estrella en ascenso, Samantha Morton a pesar de tener una participación breve, da una aportación muy buena al final de la película. Quiero resaltar la actuación de Hong Chau, la amiga, cuidadora y sincera Liz, que agrega un humor inexpresivo que surge de la intimidad genuina de su relación con Charlie. Tanto Fraser como Chau tienen muy bien merecidas sus nominaciones a los Oscar 2023.
A medida que más extraños ingresan al mundo de Charlie, el diálogo se vuelve cada vez más estridente y hablador. Vemos momentos cruciales de la trama con Ellie, interpretado por Sadie Sink, quien nos demuestra en su actuación un tono insoportablemente duro e histérico y socava cualquier sentimiento auténtico que Charlie logra construir.
Aronofsky nos desafía a ver más allá de nuestros prejuicios e ideas preprogramadas de atractivo para encontrar la belleza en Charlie, en la melodía cálida y envolvente de su voz, en su alma poética y apasionada. Pero, al mismo tiempo, filma a Charlie de una manera que acentúa la indignidad de su existencia mayoritariamente basada en el sofá. Luego está la iluminación sin aire, ligeramente desagradable y la paleta de colores de la sala de estar de Charlie, que parece tomada desde el interior de un cesto de ropa sucia. La película se propone repelernos, y con frecuencia lo logra.
Aronofsky es de esos autores cuyos fracasos suelen ser más interesantes que los éxitos de muchos otros directores. Este es un artista que no tiene miedo de golpear las vallas y sufrir el ponche ocasional. Confía en una actuación sólida para llevar a los espectadores a través de todo ese destello de malestar.
Aronofsky tiene una tendencia a juzgar mal sus propias fortalezas como cineasta. Es un manipulador brillante de los estados de ánimo y un formidable director de actores, especializado en personajes que se abren camino a través de la angustia y la ilusión hacia algo parecido a la trascendencia. Ya lo vimos con Mickey Rourke en “The Wrestler”, Natalie Portman en “Black Swan”, Russell Crowe en “Noah” y Jennifer Lawrence en “Mother!” Y ahora Brendan Fraser en The Whale.
Si ya la vieron cinéfilos, compártanos su veredicto en los comentarios.
Dato: Aronofsky filmó “The Whale” con un encuadre cuadrado, lo que hace que parezca que las paredes se cierran constantemente.
Predicción Oscars 2023: Creo que Brendan Fraser tiene altas probabilidades de llevarse la estatuilla a mejor actor.
Veredicto: Cuatro tocinos sebocitos, doraditos, llenos de grasita que te harán engordar.
[…] Ganó siete estatuillas, incluido el guión original y los honores de dirección para sus creadores Daniel Kwan y Daniel Scheinert (conocidos colectivamente como los Daniels). La victoria es un triunfo para A24, el estudio independiente que llevó la alocada película a la impresionante cifra de 100 millones de dólares en taquilla, un logro impresionante en un momento en que el mercado de las películas de autor se ha marchitado. El estudio también logró la rara hazaña de obtener los cuatro honores de actuación, tres de los cuales fueron ganados por “Everything Everywhere All at Once” y uno por “The Whale”. […]
[…] salido de su victoria del Oscar por The Whale, la ex estrella de la franquicia The Mummy no parece tener ningún plan para reducir la velocidad. […]