El nuevo Superman dirigido por James Gunn marca el inicio de un renovado universo cinematográfico de DC. Desde su primera escena, la película lanza una propuesta audaz, cargada de exposición narrativa, tramas múltiples y subtexto político. Pero, más allá de su ambición estructural, lo que verdaderamente destaca es su mensaje: la empatía como superpoder

La historia comienza con una exposición directa: Clark Kent/Superman lleva tres años activo como superhéroe y recientemente evitó una guerra entre dos naciones ficticias, Boravia y Jarhanpur. Desde el arranque, queda claro que Gunn no se limita a las típicas batallas; se adentra en conflictos geopolíticos, cuestionando el papel de Superman en asuntos internacionales.

A lo largo del film, se entrelazan tres tramas principales: Un conflicto diplomático entre Boravia y Jarhanpur, donde Superman actúa sin autorización internacional. Una campaña de desprestigio orquestada por Lex Luthor (Nicholas Hoult), que revela supuestas intenciones de dominación global por parte de Superman. Una incursión en un “universo de bolsillo”, que desencadena una amenaza interdimensional.

Todo esto se suma a un extenso reparto de personajes secundarios: compañeros del Daily Planet, otros superhéroes, y los padres adoptivos de Clark. A pesar del talento del elenco, algunos como Wendell Pierce y Pruitt Taylor Vince no reciben suficiente desarrollo.

Uno de los aspectos más comentados es el tratamiento político del conflicto entre Boravia y Jarhanpur. Boravia es representada como un estado cliente de Estados Unidos, que justifica su intervención alegando la liberación de un pueblo oprimido. Este contexto recuerda, con intenciones claras o no, a conflictos reales en el Medio Oriente.

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El personaje de Vasil Gurkos, líder boraviano interpretado por Zlatko Burić, evoca figuras políticas como Benjamin Netanyahu, mientras que el plan de Lex Luthor de fundar su propia nación, “Luthoria”, suma una capa de sátira geopolítica. Aunque algunos críticos lo han tildado de “antiisraelí”, la cinta apunta más a una crítica del imperialismo militar y corporativo que a un ataque nacional específico.

En medio del caos, este Superman empático y humano fue un recordatorio reconfortante de que la bondad aún tiene un lugar en nuestras historias.

David Corenswet interpreta a un Hombre de Acero que no es invencible ni frío, sino torpe, bondadoso y profundamente humano. Su Clark Kent es el clásico chico del campo, con principios sencillos pero firmes. A su lado, Rachel Brosnahan brilla como una Lois Lane fuerte, cínica y mordaz, que equilibra perfectamente el idealismo de Kent.

La película rescata el encanto de Superman sin caer en la solemnidad oscura de entregas anteriores como las de Zack Snyder. Además, introduce a personajes del universo DC como Hawk Girl, Green Lantern (Guy Gardner) y Krypto, el perro superpoderoso.

Sí. Más allá del debate político, el Superman de James Gunn ofrece acción entretenida, personajes bien construidos y una dirección clara hacia un universo más esperanzador. Como fan de los cómics, fue un placer ver a secundarios como Guy Gardner, Mr. Terrific y un excelente Jimmy Olsen (Skyler Gisondo) tener momentos brillantes en pantalla.

El Lex Luthor de Hoult es otro punto alto: un villano narcisista, patético y peligroso, cuya fragilidad emocional añade capas de complejidad.

En una era saturada de antihéroes oscuros, influencers tóxicos y violencia glorificada, este Superman no solo salva al mundo. Nos recuerda el poder de la bondad, la compasión y la empatía.

Es más que un superhéroe.
Es una respuesta a nuestro tiempo.
Y justo cuando parecía que el mundo ya no tenía espacio para figuras luminosas, Superman volvió… y no decepcionó.

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Written By

Marisol Mancilla

Diseñadora y editora | Amante del cine | Leo cómics y veo anime.