Perfect Days nos enseña a cómo tener “días perfectos” en un mundo imperfecto y abrazar la belleza que tenemos a nuestro alrededor.

Afrontar las limitaciones de la vida es el tema de Perfect Days, la última película de Wim Wenders, el director alemán conocido por su trabajo en documentales. Filmada en Tokio (en japonés), esta elegante y sentimental película es el mejor largometraje de ficción de Wenders en décadas. Aunque coquetea con la superficialidad, Perfect Days plantea preguntas sobre cómo vivir frente a la necesidad, la soledad y la decepción.

La película se centra en un soltero de unos 50 años, Hirayama, interpretado por el gran actor de cine japonés Kōji Yakusho, a quien conocerás por The Days, Memorias de una geisha, y ganó mejor actor en el Festival de Cannes 2023 por esta interpretación. La vida de Hirayama puede sonar insoportablemente sombría, trabaja limpiando baños públicos en Tokio. Pero antes de seguir adelante es necesario decir que estos baños, todos ellos reales, son espectaculares. Algunos parecen naves espaciales, otros, casas de campo, los más asombrosos tienen paredes transparentes que se oscurecen mágicamente cuando alguien entra. Desearás que tu ciudad tuviera baños como estos.

PerfectDays03

Comprendemos rápidamente que Hirayama es feliz. Vive una existencia en cuya rutina pronto llegamos a conocer: se despierta, rocía sus plantas, mira con placer el cielo de la mañana, compra café enlatado en una máquina expendedora cercana y luego conduce su camioneta hacia el trabajo reproduciendo viejos casetes de música de artistas como The Kinks, Patti Smith y Otis Redding. Una vez que llega a los baños, los limpia en silencio con la eficiencia y el cuidado de un artesano, a diferencia de su joven colega amable pero incompetente, Takashi.

Hay una palabra japonesa, “komorebi”, que era el título original de la película. Traducida literalmente, significa “luz del sol filtrándose a través de los árboles”, pero hay más que eso. Habla de una conexión profunda con la naturaleza y de la necesidad de hacer una pausa, de tomarse el tiempo para absorber y apreciar la perfección de los detalles minúsculos, aparentemente insignificantes. Hirayama no sólo ha comprendido todo esto, sino que lo ha convertido en la piedra angular de su esencia. Ve todas las cosas, todas las personas, como igualmente importantes, con una capacidad igual para la trascendencia. Mientras otros peatones ignoran al vagabundo que acampa en un parque, Hirayama observa con asombro cómo el hombre se mueve en su propia danza de autoexpresión. Y los propios baños, aunque humildes en su propósito, son joyas arquitectónicas.

También utiliza una vieja cámara de película para fotografiar cosas que lo conmueven o lo deleitan. Todo esto lo transmite Wenders de forma maravillosa, con la ayuda del director de fotografía Franz Lustig, con sus nítidas imágenes de Tokio, y del montaje tensamente seductor de Toni Froschhammer, que te lleva a los ritmos de un monje que parece saber vivir, como suele decirse, el momento. Como él mismo dice: “Ahora es ahora”.

PerfectDays02

Igualmente importante para entender el viaje de Hirayama por el mundo es la elección de la música. Escucha rock americano y británico de los años 60 y 70 (The Velvet Underground, The Kinks, Otis Redding, Patti Smith) y folk japonés de la misma época. La elección de las canciones (en particular, la canción de Lou Reed que da título a la película y Feeling Good de Nina Simone) son ventanas a su alma en cualquier momento. Hirayama ha encontrado la armonía, aunque hay indicios de una vida anterior, más privilegiada, en la que no era así. Esta sensación de paz y ecuanimidad es algo poco común en el personaje central de una película, el cine, después de todo, prospera con el conflicto y la discordia. No lo llaman drama por nada.

Escuchamos dos veces la canción “House of the Rising Sun”, la antigua melodía popular que lamenta una vida arruinada por el tiempo pasado en una casa de mala reputación. Sin embargo, la película en sí no es un lamento. Wenders nos muestra constantemente el amanecer sobre Tokio, nos recuerda que la verdadera casa del sol naciente es el mundo. Pero en lugar de lamentarnos por las formas en que el mundo es oscuro y decepcionante, la película sugiere que encontremos y apreciemos la belleza transitoria que nos rodea. Esto tal vez no haga que nuestros días sean perfectos, pero sí los hará mejores.

Perfect Days es una película que conecta con la audiencia porque resuena profundamente con la experiencia humana, vemos a un hombre sencillo que vive su vida sin adornos. ¿Cómo vivimos la nuestra?

Si no has visto el filme te lo recomiendo cinéfilo y si ya lo viste, escríbenos tu veredicto en los comentarios.

Veredicto: cuatro tocinos sutiles, simples, aparentemente insignificantes, pero que nos dan una profunda sensación de deleite si aprendemos a disfrutar del momento.

Tocinometro4Tocinos
Written By

Marisol Mancilla

Diseñadora y editora | Amante del cine | Leo cómics y veo anime.