Emilia Pérez de Jacques Audiard es, sin lugar a dudas, una de las películas más desconcertantes del último año. No por su genialidad, sino por el absoluto desastre que representa en todos los niveles. Sus 132 minutos son un estridente y brillante despliegue de malas decisiones, ejecutadas de manera igualmente terrible. Hollywood, siempre dispuesto a confundir lo pretencioso con lo visionario, la ha abrazado con entusiasmo, lo que explica su triunfo en los Globos de Oro y sus 13 nominaciones al Oscar.

La historia sigue a Manitas Del Monte (Karla Sofía Gascón), un despiadado capo del narcotráfico que, tras consolidar su poder a través de la violencia y la corrupción, decide emprender una transición de género. Para ello, recluta a la abogada Rita Mora Castro (Zoe Saldaña) en un plan que implica una serie de cirugías de afirmación de género, fingir su propia muerte y trasladar en secreto a su esposa (Selena Gómez) y sus hijos a Suiza. Todo esto sucede en los primeros 40 minutos. El resto de la película sigue el intento de Emilia de reunirse con sus hijos bajo la identidad de una “prima lejana” y su camino hacia la redención al fundar una ONG que busca los restos de víctimas de la violencia del narcotráfico.

Si todo esto suena ridículo y problemático, es porque lo es. La película ha sido duramente criticada en México por su retrato sensacionalista y superficial del país, construido desde una visión ajena y poco auténtica. Ninguno de los protagonistas es mexicano (Gómez, de ascendencia mexicana, tuvo que “aprender español” para el papel) y Audiard decidió filmar la mayor parte en estudios de París, argumentando problemas logísticos con los números musicales, aunque es fácil sospechar que el México real no se ajustaba a su imaginación.

Más allá de su contenido, Emilia Pérez también fracasa en su ejecución. Aunque se vende como un musical innovador, en realidad no aporta nada nuevo al género. Sus números musicales son caóticos, las canciones carecen de cohesión y ninguna logra ser memorable. La supuesta influencia de Los paraguas de Cherburgo se pierde en una maraña de clichés y una narrativa que no sabe equilibrar sus elementos fantásticos con un mensaje claro.

La mayoría de los musicales de éxito utilizan la música para amplificar la emoción de la historia. Aquí, las canciones parecen insertadas arbitrariamente, sin un verdadero impacto en la narración. Un claro ejemplo es el primer gran número musical, donde Rita lidera un coro de ciudadanos cantando sobre la “miseria” de México mientras la violencia se despliega gráficamente a su alrededor. El resultado no es conmovedor ni crítico, sino de mal gusto y completamente ineficaz.

La película intenta transmitir un mensaje sobre la redención a través de la autoaceptación, pero su manera de vincular la disforia de género con la violencia criminal recuerda a narrativas problemáticas del pasado, como El silencio de los inocentes. Su filosofía confusa se resume en una línea que Rita canta: “Cambiar el cuerpo cambia la sociedad; cambiar la sociedad cambia el alma”. Una frase que pretende ser profunda, pero que en realidad encierra una lógica simplista y preocupante.

Emilia-Perez

Al final, Emilia Pérez es una película que no solo fracasa como musical, sino también como comentario social. No sabe lo que quiere decir ni cómo decirlo, dejando una experiencia frustrante y vacía. Es la clase de cine pretencioso que se confunde con algo revolucionario, pero que en realidad solo es un despliegue de ignorancia y falta de sensibilidad disfrazado de arte.

Así que cinéfilos, no la vean y si deciden verla la pueden ver en velocidad 2x la terminan más rápido y les saca una que otra risa por el malísimo español de los protagonistas.

Predicción Oscars 2025: Aunque deseo sinceramente que Emilia Pérez no gane ningún premio, es probable que Zoe Saldaña se lleve el Oscar a Mejor Actriz de Reparto. A pesar del pésimo guion y la mediocre película, ella es la única que parece haber tomado en serio su interpretación.

Veredicto: Un tocino chamuscado, pretencioso descolorido y sin sabor.

un tocino
Written By

Marisol Mancilla

Diseñadora y editora | Amante del cine | Leo cómics y veo anime.