Tocinómetro: Cónclave
Ralph Fiennes brilla como un potencial papa inglés atrapado en una intriga vaticana durante la elección del próximo pontífice.
¿Quién hubiera pensado que el laborioso proceso de la democracia, el de votar una y otra vez, pudiera ser tan emocionante y divertido? El guionista Peter Straughan adapta con maestría el drama de Edward Berger, basado en la novela de Robert Harris, y ofrece un thriller de alto nivel que combina tensión y humor con una narrativa meticulosamente construida. Ralph Fiennes interpreta al cardenal Thomas Lawrence, un hombre profundamente atormentado que se encuentra en el centro de una conspiración dentro del Vaticano.
Aunque el personaje original en el libro es italiano, Straughan lo reimagina como inglés, destacando su naturaleza inquieta y reflexiva. Lawrence, teóricamente, podría convertirse en el primer papa inglés desde Adriano IV, aunque nadie lo menciona directamente. Mientras el Papa agoniza, Lawrence se ve rodeado de cardenales ambiciosos que ocultan sus intenciones tras una fachada de camaradería. Entre ellos destacan Bellini (Stanley Tucci), un liberal; Tedesco (Sergio Castellitto), un tradicionalista reaccionario; Tremblay (John Lithgow), un maestro de la política; Adeyemi (Lucian Msamati), un carismático cardenal nigeriano; y Benítez (Carlos Diehz), un misterioso recién llegado que sacude el equilibrio del cónclave. Isabella Rossellini también sobresale como la astuta hermana Agnes, confidente del difunto pontífice.
Fiennes ofrece una interpretación emotiva, transmitiendo la lucha interna de un hombre atrapado entre su crisis de fe y las fuerzas oscuras que lo rodean. La tensión aumenta cuando Lawrence se da cuenta de que su propio ascenso al papado podría ser parte de una trama corrupta. El dilema moral es devastador: ¿debería aceptar este destino inexplicable o luchar para exponer la conspiración?
La dirección de Berger destaca por su habilidad para orquestar momentos intensos y visualmente impactantes. Con la ayuda del director de fotografía Stéphane Fontaine y la diseñadora de producción Suzie Davies, la película recrea una atmósfera opresiva, donde la opulencia del Vaticano contrasta con la humanidad frágil y las intrigas mezquinas de sus personajes.
La narrativa se mueve con la precisión de un thriller político, y el proceso de votación del cónclave se convierte en una montaña rusa emocional. Los cardenales maniobran entre bastidores con alianzas cambiantes y estrategias silenciosas que recuerdan a las tensiones de la política moderna. Aunque están físicamente aislados del mundo exterior, las decisiones que toman resuenan más allá de los muros del Vaticano, afectando a millones de fieles.
El clímax es electrizante, con giros impredecibles que mantienen al público en vilo hasta el final. Berger inserta momentos de turbulencia y malicia en medio de la solemnidad ritual, logrando un equilibrio entre la pompa ceremonial y la corrupción humana.
Visualmente, la película es un deleite. El director de fotografía Stéphane Fontaine aprovecha al máximo los impactantes elementos visuales del entorno: las filas de cardenales con sus icónicas túnicas rojas, los uniformes de rayas multicolores de los guardias suizos. El contraste entre los colores vibrantes, las obras maestras del arte y el diseño, la representación de siglos de tradición y los majestuosos detalles arquitectónicos del Vaticano ofrecen un contraste fascinante con las tensiones internas de los personajes.
“Cónclave” captura magistralmente la esencia del libro y la traduce en una película que combina la intriga de un thriller con la profundidad emocional de un drama. Si bien su final es dramático e inesperado, la actuación de Fiennes y el magistral manejo de la historia por parte de Berger hacen de esta película una obra que no solo sorprende, sino que también permanece en la mente del espectador mucho después de los créditos finales.
Predicción Oscars 2025: Altas probabilidades para llevarse dos estatuillas, mejor guion adaptado y mejor cinematografía.
Veredicto: Cuatro tocinos expertos en política, ocultando sus verdaderas intenciones detras de su exterior crujiente, doradito y lleno de sabor.
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