La segunda temporada de Severance, disponible en Apple TV+, arranca con un ritmo pausado al expandir su enfoque narrativo para explorar más a fondo a los integrantes del equipo de Refinamiento de Macrodatos y su vida dentro y fuera de Industrias Lumon. Sin embargo, hacia la mitad de la temporada, la serie retoma su potencia inicial, regresando a sus raíces surrealistas y ofreciendo respuestas significativas a varios de sus misterios centrales. Con una premisa única sobre la división de la conciencia y una trama cada vez más intrincada, el creador y showrunner Dan Erickson permite que el elenco despliegue una versatilidad notable, mientras que la dirección de Ben Stiller y la fotografía de Jessica Lee Gagné elevan el tono sombrío con visuales crudas de oficinas desiertas y paisajes helados.

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El núcleo emocional de esta temporada reside en el conflicto entre el “yo” interior y exterior de cada personaje. Este tema se encarna magistralmente en el personaje de Britt Lower, cuya doble identidad de ser la heredera de Lumon Helena Eagan y su contraparte Helly R. protagoniza una lucha interna importante en esta temporada. Su relación ambigua con Mark (Adam Scott) se convierte en una herramienta narrativa para explorar la manipulación emocional y la disociación de identidades, todo mientras los “Innies” luchan por afirmar su existencia y dignidad.

Adam Scott continúa destacando en su doble papel como el amable y esforzado Innie Mark y su contraparte deprimida y sarcástica en el mundo exterior. En esta temporada, ambos aspectos del personaje convergen en la intensa búsqueda por rescatar a Gemma (Dichen Lachman), la esposa de Mark, que culmina en una separación emocionalmente devastadora durante el episodio 9, “The After Hours”. Esta interpretación demuestra la maestría actoral de Scott, quien logra que cada versión del personaje se sienta auténtica y compleja.

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Uno de los arcos más sorprendentes es el de Dylan George (Zach Cherry), cuya evolución lo convierte en el personaje más enriquecido de esta temporada. Gracias a una nueva política de Lumon, Dylan puede interactuar con su esposa Gretchen (Merritt Wever), lo que genera una emotiva dicotomía entre su yo exterior apagado y su Innie esperanzado. Su experiencia sirve como modelo para otros empleados que buscan reconciliar sus dos mitades.

El romance, ya introducido en la primera temporada, también juega un papel clave. El purista de MDR Irving (John Turturro) abandona su rigidez corporativa en busca de un amor real con Burt (Christopher Walken), lo que da lugar a una de las escenas más conmovedoras de la serie. Irving, al sospechar de Helly, muestra una determinación que culmina en un sacrificio tan poderoso como revelador, reafirmando la capacidad de Severance de combinar emoción con narrativa compleja. El cierre de su historia con Burt permite a Walken demostrar una vulnerabilidad inusual en su carrera.

En cuanto a los supervisores de Lumon, la temporada entrega resultados mixtos. Se dedica demasiado tiempo a mostrar la crisis existencial de Harmony Cobel (Patricia Arquette), algo que se resuelve mejor en el episodio ocho. Por el contrario, el personaje de Seth Milchick (Tramell Tillman) adquiere nueva profundidad al enfrentarse al absurdo de su autoridad menguante dentro de la empresa. Aunque Arquette sigue siendo imponente, es Tillman quien emerge con mayor potencial para futuros desarrollos.

Visualmente, la serie sigue destacando. El séptimo episodio, “Chikhai Bardo”, dirigido por la misma directora de fotografía Jessica Lee Gagné, combina el lenguaje visual con la narrativa emocional de forma magistral. La estética recuerda a obras como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos o Dollhouse, pero la devastación emocional que transmite es única. La dirección de Stiller acentúa el aislamiento y la desesperanza de lugares como “Woe’s Hollow” o “Sweet Vitriol”, que se integran perfectamente en la narrativa como espacios emocionales.

El episodio final está brillantemente estructurado, con paralelismos visuales que reflejan el crecimiento emocional de los personajes. Destaca la carrera inicial de Mark por los pasillos vacíos de Lumon, que luego se convierte en una escapada compartida con Helly, cerrando el ciclo narrativo y emocional con una nota de esperanza.

La segunda mitad de la temporada recupera el ímpetu y reafirma el estilo inquietante, elegante y profundamente humano de la serie. La historia da pasos sólidos hacia una tercera temporada que promete un nuevo orden para los personajes y su relación con Lumon.

A pesar de un inicio algo lento, la segunda temporada de Severance consolida a la serie como una de las más ambiciosas y emocionalmente resonantes de la ciencia ficción televisiva actual. Con un guion que afila su crítica a la cultura corporativa, una estética impecable y actuaciones memorables, esta temporada no solo amplía el universo de la serie, sino que profundiza con sensibilidad en el alma de sus personajes. El resultado es una obra envolvente que deja el terreno perfectamente preparado para una tercera temporada aún más intensa.

Se las recomiendo cinéfilos no se van a arrepentir de verla.

Veredicto: Cuatro tocinos y medio

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Written By

Marisol Mancilla

Diseñadora y editora | Amante del cine | Leo cómics y veo anime.