Creo que ya se los he mencionado cinéfilos, pero el terror tiene la ventaja de tomar elementos taboo o pocas veces hablados y traerlos al frente para ser explorados.
Y hoy pensé en The Babadook, estrenada en el 2014 por la directora Jennifer Kent, también conocida por The Nightingale.
Todo comienza con Suzy, una estudiante americana de ballet llegando a su nueva escuela en Alemania. Aunque al inicio no logra pasar la noche en la escuela pues no la reconocen. Entra en los días siguientes e inmediatamente se siente una vibra extraña en la escuela.
Cinéfilos, no sé si a ustedes les pasó igual, pero cuando era niño me gustaba mucho ver caricaturas en octubre y disfrutar de los especiales de Halloween que pasaban en la tele. Me parecían de los más interesante del año, porque eran muy contrastantes a los temas que usualmente veíamos en el año. Recuerdo haber visto a escondidas los episodios de Treehouse Horror de Los Simpson, así como maratones de episodios de Halloween en series que me encantaban tales como: Arnold, Rugrats, Invader Zim, entre muchas otras.
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La historia comienza con Barbara y Adam Maitland, una pareja disfrutando de sus vacaciones hogareñas, haciendo actividades como maquetas en miniatura, cambiar el papel tapiz de la cocina y la compañía de ellos mismos.
Todos tenemos miedos diferentes, es la razón por la qué el terror suele ser tan subjetivo. Pero nada da más miedo que nuestra imaginación.
Hay películas que viven mucho gracias a la reputación que crean. Tal fue el caso en 1973 y la película de la que hablaré hoy, The Exorcist. Dirigida por William Friedkin.
Pocas veces vemos secuelas de películas populares salir de su zona de confort. Esto es cierto para muchas cosas, no solo en el cine. Por lo cual me sorprendí la primera vez que vi Halloween III: Season of the Witch. Estrenada en 1982 y dirigida por Tommy Lee Wallac
Wes Craven reinventó y revitalizó el género slasher-horror con este clásico de terror moderno.