Jacob Elordi se abrió recientemente sobre cómo una experiencia emocionalmente devastadora en un proyecto anterior le sirvió para dar forma a su interpretación del mítico monstruo de Frankenstein, en la nueva adaptación dirigida por Guillermo del Toro.

En una entrevista con Los Angeles Times, el actor de Euphoria y Saltburn relató que el rodaje de El estrecho camino hacia el norte profundo —una serie de Prime Video ambientada en la Segunda Guerra Mundial— lo dejó física y mentalmente exhausto.

“Tenía la cabeza destrozada”, recordó Elordi. “Tenía momentos de gran angustia alrededor de las 3 de la mañana. Me despertaba con un dolor terrible en el cuerpo”.

El actor explicó que aquella experiencia lo llevó a un punto de vulnerabilidad extrema que, paradójicamente, se convirtió en su herramienta más poderosa para encarnar a la Criatura de Del Toro.

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“Me di cuenta de que era una bendición con Frankenstein a la vuelta de la esquina, porque podía expresar estos sentimientos, este sufrimiento”, confesó.

Elordi añadió que la película llegó justo cuando atravesaba una crisis personal y profesional.

“Estaba desesperado por encontrar algo de normalidad y reconstruir mi forma de actuar”, dijo. “Y cuando llegó la película, pensé: ‘Uf, tenía muchas ganas de irme ya’. Entonces entendí que la Criatura era el lugar al que debía ir. Esa máscara me dio libertad”.

A pesar de las largas horas de maquillaje necesarias para transformarse en el monstruo, Elordi asegura que el proceso lo ayudó a reinventarse.

“En esos seis meses me reconstruí por completo. Y salí de esta película con una piel completamente nueva”.

La película, protagonizada también por Oscar Isaac, Mia Goth y Christoph Waltz, se estrenará el 7 de noviembre en Netflix, tras un lanzamiento limitado en cines.

Basada en la clásica novela de Mary Shelley, Frankenstein o el moderno Prometeo, esta versión de Del Toro ha sido descrita por la crítica como una mezcla de tragedia, romance y reflexión filosófica. El crítico David Rooney, de The Hollywood Reporter, la llamó “una de las mejores obras de Del Toro”, elogiando su belleza visual y su profundidad emocional.